Urdir la palabra
Rosa Margarita Sánchez Pacheco
El pasado 22 de abril, Fernando Jiménez Mier y Terán cumplió 50 años de docencia. Para quienes no lo conocen, Fernando Jiménez es un querido profesor e investigador freinetista que da clases en el Colegio de Pedagogía en la UNAM. Es, pues, dado su perfil académico, una anomalía y, en ese sentido, una enorme alegría.
Este no es un texto de homenaje a Fernando; este es un texto de diálogo con él, nacido del cariño.
Como decía, el pasado abril Fernando cumplió 50 años de docencia; este mismo año, además, se cumplen los 35 años de la publicación de su bellísimo libro titulado Un maestro singular. Vida, pensamiento y obra de José de Tapia y Bujalance. En él, Fernando recupera los andares por España y México del maestro freinetsta nacido en 1896. Se trata de un libro maravilloso en el que se entretejen lo biográfico (tejido a partir de los relatos que el propio Pepe compartió con Fernando a lo largo de los años), los archivos, las imágenes, las pesquisas de Fernando, sus reflexiones sobre la educación, las esperanzas, las preguntas… Ese hermoso trabajo merece unas líneas aparte y hoy no vine a contarles sobre él. Vine a contarles que este año estamos de mucho festejo y, en ese marco, el pasado 2 de mayo Fernando nos convocó a una celebración que tituló: José de Tapia, Un maestro singular y los diálogos sobre la educación Freinet en México. 35 años después. El encuentro se realizó en el Aula Marga de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Como se ve en el título, Fernando quiso que fuera un encuentro entorno a la figura de José de Tapia y a la educación Freinet; pero para mí fue un encuentro de diálogo y celebración de nuestro maestro Freinet: Fernando Jiménez, esa alegre anomalía en la universidad.
En lo que sigue, compartiré —con sus enmiendas—, las letras que escribí para ese entrañable 2 de mayo, para participar en una mesa muy linda, donde nos encontramos profesoras y estudiantes que nos hemos acompañado a lo largo de los años y que hemos estudiado el trabajo tanto de Fernando como el de José de Tapia.
El tema que nos reúne lleva por título “Horizontes y quehaceres de la educación Freinet en la universidad” y yo siento que este título es, de manera simultánea, una provocación y una invitación, pero también la posibilidad de un diálogo con el quehacer pedagógico de Fernando Jiménez en la universidad. Siguiendo la hebra de la provocación, podemos plantear ciertas preguntas: ¿qué quiere decir hacer educación Freinet en la Universidad? ¿Es posible una educación Freinet en nuestras universidades? ¿Cómo la pondríamos en práctica? En el contexto de espacios de educación universitaria cada vez más burocratizados, pautados por la productividad, el rendimiento, la calificación… ¿cómo hacer una educación Freinet? Y más aún, ¿cómo devolver a la educación Freinet su raíz popular y pública? A lo largo de los años, y siguiendo el trabajo de Fernando, pienso que, además de los referentes de trabajo (el texto libre, la imprenta, la indagación), la educación Freinet tiene que ver con un profundo respeto y amor por aquellas y aquellos con quienes nos encontramos en las relaciones pedagógicas. Hay algo del cuidado, del amor por la libertad…
Por otro lado, como dije, pienso que apostar por la educación Freinet en la universidad es una invitación, y en ese sentido, creo que refiere a una búsqueda por la dignidad de las y los estudiantes, de lxs maestrxs. De todxs, en realidad: de una dignidad que es reconocimiento hondo y amoroso de lxs otrxs y que se expresa en el cuidado de la palabra y por ende de la escucha, la escritura, el dibujo, la lectura y la investigación.
También es una invitación al tanteo —como lo llama Fernando en su Separata (2024) a la nueva edición de Un maestro singular…—; una invitación, pues, a la búsqueda, al diálogo, a la creación de procesos pedagógicos artesanales que tiendan puentes y habiliten espacios para el encuentro. Se trata de una invitación a la invención, a la creación. En este sentido, me parece que muchas de las practicas pedagógicas que las y los maestros de esta facultad están desarrollando, aunque no se inspiren directamente en Freinet, resuenan en cierta medida con las posibilidades de otras formas de hacer educación, sí, incluso en la universidad. De ahí la importancia de que hagamos cada vez más trabajo colaborativo, que imaginemos juntas, juntos, juntes, y realicemos intercambios entre grupos, con espacios fuera de la universidad, pero también entre nosotras y nosotros.
Con otras y otros profes (Fernando el primero) soñamos, desde hace algún tiempo, con una imprenta escolar en los Colegios, Centros, Escuelas y Facultades de la universidad, la cual permitiría que las y los estudiantes escribieran, difundieran y discutieran sus textos de una forma más libre. En tiempos de lo digital, la propuesta puede sonar arcaica, pero creo que la posibilidad del encuentro y la composición, de escribir y escribirse, de leer y leerse colectivamente abriría un amplio panorama de posibilidades y desplegaría un montón de encuentros.
Pensar los “Horizontes y quehaceres de la educación Freinet en la universidad”, decía, implica también la posibilidad de un diálogo con Fernando, con sus ayudantes-docentes y con sus estudiantes. Con ellas y ellos que hacen posible, todos los días, la educación Freinet en la universidad. Y aquí tengo un montón de preguntas ¿Cómo es la educación Freinet en la universidad?, ¿cómo la viven?, ¿qué les mueve?, ¿qué cosas son difíciles? Tenemos algunas pistas: A lo largo de todos estos años, Fernando Jiménez ha construido, al lado de sus estudiantes, un enorme acervo personal y colectivo de diarios de clase, textos libres, ejercicios libres de reflexión, libros azules, cartas… Esos artefactos maravillosos que han propiciado la escritura y el encuentro, no sólo dentro de sus grupos sino con otros.
Hay algo que a mí me inquieta del posicionamiento de Fernando: su apuesta por ser un profesor e investigador freinetista en la UNAM. Y yo me pregunto qué significa esto. ¿Qué significa esto para nosotras, nosotros? Quiero decir, qué implicaciones tiene ser profesora, profesor freinetista en la universidad.
Aquí me voy a permitir hacer un salto de tema. En la ya mencionada Separta (un texto que escribió a propósito de los 35 años de Un maestro singular…), Fernando habla sobre la necesidad de hacer una bonita y sólida investigación en torno a la educación Freinet en México. En ese sentido, yo diría que deberíamos comenzar por investigar el trabajo que el propio Fernando ha venido desarrollando. Desde hace unos años, vengo pensando en la forma particular que tiene Fernando de hacer investigación. Desde Un maestro singular… hasta la trilogía en torno a la imprenta y los cuadernos de las y los estudiantes de José de Tapia (¡Viva la imprenta!, 2011; ¡Allí teníamos una imprenta!, 2017 y Vilabesòs, 2018), vengo dándole vueltas a la forma peculiar, meticulosa, rigurosa, cuidadosa y, al mismo tiempo, hermosa y sabrosa de investigar que Fernando ha ido construyendo a lo largo de los años y que cada tanto nos va relatando. En sus libros no sólo nos enteramos de los pormenores de los datos de la educación Freinet por medio de relatos hermosos, sino que también se nos muestran de los pormenores de la propia investigación: los indicios, las huellas, las cartas, los registros en un archivo, los nombres de las calles, las plazas o las paradas de autobús.
Para mí, esta forma de hacer investigación “bonita y sólida” ha sido a veces un refugio; otras, una esperanza; y siempre, siempre, una brújula. ¿Cómo aprendemos a hacer investigación así? Y ¿cómo enseñamos a hacer investigación bonita y sólida en la universidad y en todos los espacios educativos? Yo, además de desear que se realicen estudios sobre la educación Freinet que ponen en práctica de manera cotidiana las y los estudiantes, junto a las ayudantes docentes y al propio Fernando, sueño con trabajos sobre la forma de hacer investigación desde los tanteos freinetistas.
En este sentido, una pregunta más que emerge es de qué manera la educación Freinet nos invita también a hacer y formarnos en la investigación, y a transformar las maneras de llevarla a cabo en la universidad. Y, por añadidura, a cuestionarnos la manera en que afrontamos la escritura —y por lo tanto la divulgación— de esas labores.
Para cerrar quiero compartirles algo en lo que yo no había reparado, pero que esta vez llamó mi atención. En la primera página de la Separata aparece como nombre de toda la colección: “maestros de a pie y cosas de niños”. Como se enterarán después (y esta es una invitación a leer los trabajos de Fernando), esto está relacionado con aquello del Tanteo. Pero a mí me surgió la inquietud por la manera de poner en la misma oración y, por lo tanto, en la misma constelación: maestros —y no cualquier tipo de maestrxs: las y los de a pie— y cosas de niños. Situados en la misma constelación que las importantes y hermosas cosas que deben ser las cosas de los niños, me pregunto cómo son esas y esos maestrxs de a pie. Pienso en las y los maestrxs que acompañan, que sostienen, que indagan, escuchan, cuidan, acompañan y comparten desde las letras, hasta investigaciones sobre bichos y lagartijas. Pienso en todas las cosas que les pasan y nos pasan a las maestras y maestros: las violencias, las incertidumbres, la precarización, la carga burocrática, las distancias, las exigencias, el desamparo. Y pienso también en las niñeces, en las cosas de las y los niños, en cómo viven esos seres que deberían tener como parte de su constelación todas las estrellas, todas las letras bellas, las preguntas, la escucha, el compromiso… Pienso en sus duelos, en sus faltas, en sus abandonos.
¿Cómo hacemos, desde la educación, en cada uno de los niveles educativos, incluida la universidad, para que las y los maestros seamos de a pie? ¿Cómo, para poder acompañar los pasos y ser parte de esas cosas de niñas y niños, de estudiantes más grandes, que merecen y necesitan cosas hermosas y seguras, y espacios de aprendizaje seguros, de cuidado, de dignidad?
Yo creo que, en este camino, el trabajo de José de Tapia, así como el de Fernando, el de las ayudantes docentes, y el de las y los estudiantes, son una esperanza. Nos hacen sentir que tiene sentido encontrarnos en la misma constelación, como maestras y maestros de a pie, con las cosas bellas de las y los estudiantes. Y eso, quizá, es parte de esa forma de hacer educación que Fernando nos comparte.
Con cariño inmenso a Fernando: nuestro maestro singular.
Agradecimientos a Abril, Monse, Gis, Mariana y Dayna por el enorme trabajo en este andar de la educación Freinet en la universidad.
Referencias
Fernando Jiménez Mier y Terán, Un maestro singular. Vida, pensamiento y obra de José de Tapia y Bujalance, cuarta edición, ed. Tanteo, Maestros de a pie y cosas de niños, México, 2014.
……………….. ¡Viva la imprenta!, Orígenes de la educación Freinet en España, ed. Tanteo, Maestros de a pie y cosas de niños, México, 2011.
………………… ¡Allí teníamos una imprenta! Cuadernos Freinet de los escolares de Montoliú de Lérida, ed. Tanteo, Maestros de a pie y cosas de niños, México, 2017.
……………….. Vilabesòs. Cuadernos escolares Freinet de una barriada obrera en Santa Coloma de Gramanet, ed. Tanteo, Maestros de a pie y cosas de niños, México, 2018.
………………. Un maestro singular. Vida, pensamiento y obra de José de Tapia y Bujalance (treinta y cinco años después, separata), ed. Tanteo, Maestros de a pie y cosas de niños, México, 2024.
